06 marzo 2007

El mismo día.

Era un viejo jardinero, con su carretilla de instrumentos y su camisa y piel curtidas de sol. Pero no era su edad lo que llamaba la atención, sino su musculatura. O la combinación de ambas; un viejo todo pochudo, ahí sentado en la Plaza Hidalgo. No… un momento… No era jardinero. Era bolero. Y no era carretilla; era cajón de bolero. Perdón por el lapsus. De ahí su nombre; el Bolero Mamey. El Bolero Mamey vio divertido la cara de sorpresa que teníamos, de ver un viejo tan viejo y tan pochudo; no con músculos de vida, sino con músculos marcados de gimnasio, a pesar de las arrugas duras de la cara. Levantó el brazo para endurecer el conejo al mismo tiempo que se alzaba la manga corta de la camisa. Mientras flexionaba el bíceps, se lo besó, y volvió a vernos con una sonrisa y una mirada de “quihubo”.

Pero lo más raro fue que los vimos el mismo día. Minutos más tarde estábamos en el parque junto al auditorio municipal, ese cercano al Bachi 1. En la parada de carros de sitio, un taxista esperaba a que hubiera llamada. Pero mientras tanto, se entretenía con unos chacos. Así, parado en lo que me pareció era la posición correcta de algún arte marcial, manejaba sus chacos con gran maestría. Chacos.

Les prometo que fue real. Y alguien me dijo que sería un buen post.

3 Comments:

Blogger Dymmosaa noticias said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

9:44 a.m.  
Blogger Joe said...

no cabe duda la gente común esta preocupada por físico

la globalización y la estética que nos impone la raza aria finalmente llego a México.

Pronto veras al señor de los hotdogs sirviendo con una mano y con la otra cargando una pesa corta para ejercitar el antebrazo

12:33 p.m.  
Blogger Carlitos said...

Gracias a mi patron y al hugo, mis unicos lectores... Gracias por no abandonarme... snif.

11:05 p.m.  

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