¡Magazo!
Las tratan como perritos amaestrados. No dudo de la utilidad del curso, y de la personalidad carismática del enfermero a cargo, pues fue patente el cariño de todas las asistentes al curso, pero la verdad es que me pareció que en el curso psicoprofiláctico al que asistí hoy, tratan a las panzonas y muy embarazadas damas como perritos amaestrados. Úchala, ojalá esto no se convierta en una controversia estilo Gus.
Por ejemplo, el enfermero, cuyo nombre omitiremos por respeto, en vez de decirle a "la mujer en la posición de flor de loto" que hiciera un circulo con su cabeza, lo hacía el mismo con su mano y tronando los dedos, para que la mujer lo siguiera con la vista. ¡MAGAZO!
Y digo Magazo, porque para cada ejercicio en que la ayudaba, tomaba posturas como de mago de Las Vegas: con una mano le ayudaba en el estiramiento de pierna, mientras que el otro brazo se extendía cuan largo hacia el lado opuesto y hacia arriba, con los dedos extendidos al máximo. ¡MAGAZO!
Y después de cada ejercicio, como el de "respirar contra la pared mientras bajamos el pelvis con la espalda totalmente recta", siempre pedía aplausos del resto de los asistentes. ¡MAGAZO!
Sus movimientos, ensayados y teatrales, lentos, ceremoniosos y seguros, recordaban más a Sigfried, o a Roy (¿cuál es el que queda vivo?) que a un profesionista de la salud. Seño fruncido, rostro de concentración mientras mira fijamente a su educanda... eso hasta que terminara el ejercicio. Entonces, mirada de vuelta al público, sonrisa perfecta, pedir aplausos, y ¡MAGAZO!
El surrealismo ahí es increíble. Ese hombre, en ese auditorio, es el rey. No, no el rey... es, no hay otra forma de decirlo, el MAGAZO.
Por ejemplo, el enfermero, cuyo nombre omitiremos por respeto, en vez de decirle a "la mujer en la posición de flor de loto" que hiciera un circulo con su cabeza, lo hacía el mismo con su mano y tronando los dedos, para que la mujer lo siguiera con la vista. ¡MAGAZO!
Y digo Magazo, porque para cada ejercicio en que la ayudaba, tomaba posturas como de mago de Las Vegas: con una mano le ayudaba en el estiramiento de pierna, mientras que el otro brazo se extendía cuan largo hacia el lado opuesto y hacia arriba, con los dedos extendidos al máximo. ¡MAGAZO!
Y después de cada ejercicio, como el de "respirar contra la pared mientras bajamos el pelvis con la espalda totalmente recta", siempre pedía aplausos del resto de los asistentes. ¡MAGAZO!
Sus movimientos, ensayados y teatrales, lentos, ceremoniosos y seguros, recordaban más a Sigfried, o a Roy (¿cuál es el que queda vivo?) que a un profesionista de la salud. Seño fruncido, rostro de concentración mientras mira fijamente a su educanda... eso hasta que terminara el ejercicio. Entonces, mirada de vuelta al público, sonrisa perfecta, pedir aplausos, y ¡MAGAZO!
El surrealismo ahí es increíble. Ese hombre, en ese auditorio, es el rey. No, no el rey... es, no hay otra forma de decirlo, el MAGAZO.
2 Comments:
Dime dónde es para no ir cuando me toque :s
Es el del IMSS, en Gine, pero fuero de eso, he escuchado cosas buenas.
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