05 octubre 2005

Lo ví en el Chuviscar.

Corría el año del 69. Mi fiel camarógrafo y yo viajabamos a toda velocidad con rumbo a una importante entrevista cuando lo vimos. Ahí estaba. Bueno, yo como que lo ví de reojo, y pensé que era otra cosa, y ya cuando le pedí al Cheché (camarógrafo) que checara, resultó ser mejor. Obviamente, las llantas chillaron para que el Guacamayo se orillara, y a toda velocidad salimos con nuestro equipo para captarlo.

Era un hombre que, agobiado por el calor, decidió darse un chapuzón en el canal Chuviscar. Justo a la altura de la Cruz Roja, había un estancamiento de agua vieja. El resto del canal, en esta zona no encementada, estaba completamente seco desde hace días. Sólo había una laguna de agua verdosa, estancada, vieja, y llena de moyos, esta que el hombre eligió para retozar, zambullirse, emerger y volver a zambullirse...

Luego de hacerle señas con la mano para que saludara a la cámara, nos grita - ¡Vénganse! ¡Está buena el agua! Cuando le pregunté a gritos que hacía ahí, dijo que era por el calor. "Oiga, pero si esa agua está rete puerca...", argumenté yo. El bañista rebatió este razonamiento. "¡Está limpia! ¡Está fresca!"

Preferimos dejarle la hegemonía del ahora titulado "Chapuzón Cuviscar Affaire", y quedarnos sólo con la imágen y el recuerdo de un hombre remojándose en el canal.

1 Comments:

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2:53 p.m.  

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