14 marzo 2010

No lo leas. Es muy estúpido.

Sépanlo. Este post tiene el objetivo de mantener vivo el blog. Así que no esperen que sea interesante.

De hecho, aprovecharé esta disculpa previa para hablar de un tema que a pocos les parece relevante; sin embargo, ocupa gran parte de mis pensamientos en algunos momentos determinados. Estoy hablando del juguillo de la naranja.

Cuando pelas una naran... no, espera. No sé si a tí (y he aquí una falta de concordancia, pues en dos párrafos he pasado de dirigirme a "ustedes" para dirigirme a "tí") te pasa lo mismo. Reiniciemos.

Cuando YO pelo una naranja, siempre tomo nota muy conciensudamente de dos fenómenos particulares, ambos relacionados al juguillo de la naranja. Y me maravilla el hecho de que el juguillo de la naranja me regale estos dos acontecimientos de vida, dignos de ser recordados en este post.

Ya sé, esto va de hueva. Pero aguanta, que ya voy al punto. El punto es que cuando pelo la naranja, y si mi mano tiene un mínimo de mugre acumlada del día, entonces el juguillo que sale de la cáscara se resbala entre mis dedos, y se lleva un poco de la mugre, y se forman unos caminitos... o si no hay mugre, pues igual corre entre los dedos. Y esas gotas y esos caminos para mí son preciosos. La verdad, me gusta más la versión con mugre, corriendo en caminos así como limpio=marranos. Júzgenme los amantes de la higiene.

El otro fenómeno que llama mi atención se presenta, o es notado, ya una vez terminada la naranja. Y es que, aunque utilice una servilleta para limpiarme estos caminos de mugre y jugo de naranja ya descritos, la piel se me queda como marcada por los ácidos. Se quedan como con unos cuadritos de tonos blanquecinos.

Fantástico, ¿no?

18 abril 2009

Este blog no está abandonado.

No lo está.

28 septiembre 2008

Luto

Estamos de luto.

Trapito le llaman. Llegó como traído por las lluvias, como un perro que no pertenecía a aquellos parajes, dominados antes por liebres y ahora por vacas. Trapito no parecía estar perdido; más bien se pensaría que llegó a este sitio por casualidad, y se dijo: este me gusta. este me lo quedo. aquí me quedo yo.

En verdad parecía un trapito, este Trapito. Perro motudo, supuestamente blanco debajo de tanta mugre, pero con una simpatía innata, reposada. Pasaba con mi auto, y trapito estaría caminando tranquilamente por el camino. Se detendría para ver pasar mi auto con su miradilla de perrito no regañado, y luego seguiría su pasear. Siempre en la misma zona. Nunca le ví o escuché ladrar. Ni siquiera sacar la lengua. Pero parecía sonreír.

Hace un par de días fue atropellado. Canallas. Trapito pierde su forma lentamente, y en la ciudad ha parado de llover. Pero fueron bonitos los pocos días o noches en que nos encontramos.

D. E. P., Trapito.

26 julio 2008

Salpicón histórico.

Ayer ayudé a un policía ministerial que se quedó atasacado cerca de mi casa. Me sentí una buena persona. Pero luego cometí otros errores, en otro tiempo y otro lugar, y con otra gente, y otra vez me sentí mala persona.

Ahora, una historia de lluvias. El otro día, andaba yo muy mono con la ventana abierta en la venécica chihuahua. Sí, muy mono andaba yo, muy mono y muy confiado. Así pretendía obtener mejores tomas de las lluvias. Ja. Pobre iluso. La Providencia tenía otros planes.

Sucedió que ví uno de esas lagunas, y ví también por mi retrovisor que se aproximaba un auto por mi izquierda. Y ví en cámara lenta como intentaba subir el vidrio... la cámara por aquí... carajo, toma el volante... la palanca de velocidad... sube manivela... palanca... vidrio... Ahh! -ploshshshhshhshshshsshhh...

A continuación explicaré la prolongación del fonema "sh". Resutó que no fui suficientemente rápido. Y no sólo me salpico el auto, sino que seguimos avanzando durante gran parte de la laguna, puerta a puerta. Así el salpicón seguía entrando en un chorro contínuo a mi cabina de piloto. Y como me sorpendió la sensasión (el agua ya sabía que venía, pero no recordaba la sensación), pues se me salió un grito. Y así fue que mucha de ese chorro continuo, que ahora calculo duró unos cinco segundos completos, entró a mi boca.

Sabía feo.

Me reí solito y de mí mismo.

07 febrero 2008

Loco

Hay un letrero de baño de bar que me gusta especialmente.

Dice así: "Por favor lávese las manos después de usar el baño". Eso está normal. Pero lo que está chido, es que alguien agregó la palabra "loco!"

Y así, cada vez que voy a ese baño, leo de nuevo la frase cambiandole con todas las entonaciones e intenciones de voz posibles la palabra "loco!"

Por favor, lávese las manos después de leer este post, loco!

Y eso que ni soy comunista

El otro día soñé que Fidel Castro y Hugo Chávez estaban en mi casa, como invitados, pasando un buen rato.

Estaban los dos en mi sala, y mi esposa y yo decíamos en secreto: "mira! estan Fidel Castro y Hugo Chávez en nuestra sala!". Pero eso lo decíamos sin que ellos se dieran cuenta, y ante ellos seguíamos una plática como muy normal.

No recuerdo de qué platicábamos. Solo recuerdo que NO era de ideas políticas, sino más bien de otros temas más de sobremesa. Recuerdo haber pensado que, fuera del ambiente político, ambos eran bastante agradables.

Todo terminó cuando salimos a despedirlos, y era muy raro porque afuera de nuestra casa había mucha vegetación. Pero quedamos en vernos otra vez...

24 noviembre 2007

Inviernos y cementerios

Así sé que llegó el invierno. Hoy utilizé la técnica número dos de secado, especialmente diseñada para mantener el calor, a diferencia de la técnica número uno de secado, cuya principal característica es que no acalora.

Esta semana tuve la oportunidad de salir a reportear. Es bonito, salir a reportear. Es justo como la frase esa de los hobbits, sobre salir de la puerta eso. En esta ocasión, me encontré ante un incendio de residuos de aceites, de los clandestinos, en donde los bomberos combatían altas llamas. Y esta escena la observaba desde un cementerio de vacas perfectamente ordenado: costillares limpios por un lado. Costillares con organos por otro. Allá una montaña de pezuñas perfectamente limpias, y más por acá algunos (más bien pocos) cráneos de vaca. Sip, era una escena más bien surrealista. Algo así como el cementerio de El Rey León, pero en chiquito, con fuego, y sin leones.

A mí me pareció muy gracioso cuando un cráneo de vaca... bueno, ni a cráneo llegaba. Eran más bien las puras quijadas. Pues estas quijadas, blancas y limpias, mordían una de las mangueras, por lo que el bombero no podría moverse como él quería para atacar el fuego. El momento duró pocos segundos, cuando un fuerte tirón liberó la manguera. En su momento hize un par de chistines al respecto de esta "mortal mordida" a algún bombero o reportero gráfico que estaba cerca. Nadie lo encontró gracioso.
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